Qué difícil es desvirgar el bolígrafo cuando no la encuentro entre mis letras, cuando el cielo está rojizo y el rocío eclipsa a las estrellas.
No quiero, me niego, me abstengo. Porqué empezar en mayúscula, si ella me hizo grande, si después de cada frase escupo lágrimas en braile.
Que difícil es seguir el punto cuando ella ya esta aparte, cuando después del desenlace espero que más puntos la acompañen. ¡No la culpo!, soy cobarde, pues el universo es soberano y mientras se precipita entre mis versos la luna refleja mis pecados. No la quiero.
Y que decir de ti, entrañable soledad. Verduga de amistades y cómplice del desamor. Si al final de los finales eres la única que siempre esta allí, para bien o para mal.
Ya que solo te encontré y sola me encontrarás, cuando ya no haya marcha atrás.
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