domingo, 25 de marzo de 2012

Contracultura, hegemonía y acumular poder



   En relación a todas aquellas miles de personas que después de tanto tiempo han hecho un duro esfuerzo de reflexión hasta entender que antes de personas somos seres humanos y tenemos derechos como tales, a priori uno se podría envalentonar y decir que han despertado de su sueño dogmático como dijo Kant hace más de un par de siglos. Sin embargo yo no soy tan optimista y nunca seré la clase de persona que os diga lo que queréis oír; consecuentemente creo que nos estaríamos quedando en la superficie y muy alejados de la realidad palpable en la calle.

   Se habla de aproximadamente 50.000 personas movilizadas por y para la defensa del catalán, eso sí, mientras el gobierno se frotaba las manos puesto que es más fácil diseñar el circo/conflicto dentro un marco de cohesión cultural como es la lengua, que por ejemplo llevarlo a otros terrenos en donde nos encontramos el desahucio de familias inocentes sin casa, sin trabajo y con hijos. El conflicto social es más férreo y peliagudo e inequívoco, salta a la palestra, no obstante parecéis estar menos comprometidos y en muchos casos desde un prisma puramente etnocentrista. Me imagino a 50.000 personas combativas contra la violencia estructural del sistema e intentando parar un desahucio o la reforma constitucional y se me cae la lagrimilla, aunque sólo sea una quimera, pero allí nunca estáis, ¿verdad?."Vergonya caballers, vergonya!" y nunca mejor utilizada esta expresión. 


   A Gramsci me remito: contracultura, hegemonía y acumular poder. Recordar que tan sólo es una relación social.

   Quizás lo más reseñable sería preguntarme: ¿puede que tras todo este fondo político con un color muy nacionalista nos encontremos a un contingente político muy parecido al gobierno agresor? ¿O se trata simplemente de analfabetismo político? Lo cierto, y lo adjunto como moraleja, es que gran parte de ese sector manifestante que pide libertad lingüística es el mismo sector que después vota a su verdugo, se niega a culturizarse y simpatiza con un sistema desigual alienado desde la sumisión más profunda. Pero claro, mientras no le toquen lo que su ignorancia entiende como suyo, "ojos que no ven corazón que no siente" y así la solidaridad pasa a un segundo plano para volver al etnocentrismo. También quisiera esclarecer que doy toda mi admiración a aquel sector minoritario dentro del movimiento pero existente e izquierdoso que está inmerso en cada lucha sin empaparse de populismo; no quisiera parecer del todo sesgado.


   Permitirme que recuerde a algunos muy dados al olvido permanente que si en la manifestación de ayer tuvisteis la libertad de darle mayor importancia histórica, cuantitativa y material a la política lingüística que a cualquier otro tipo de derecho humano verdaderamente pisoteado, fue gracias al esfuerzo de los colectivos comprometidos en el pasado mediante a huelgas y demás luchas a las que expusieron sus vidas hasta encontrar las conquistas sociales de las que hoy disfrutamos y que podrían ser muchas más. Por eso siento que tenemos el deber ético y moral de proporcionar ese mismo escenario de lucha y conquista social a nuestros hijos. ¿Quién merece más reconocimiento y libertad que los que más lucharon por ella? A los mejores me dirijo y os digo: “¡DÍA 29 NOS VEREMOS EN LA HUELGA!”.

Etxe Rosselló